Nan Chan: Extra I - Libro Tradicional
Extra 1
Guan-ge'er
Advertencia: Menciones de suicidio, encarcelamiento y envenenamiento en el presente capítulo.
Ah Yi se sentó en la enorme roca. Un viento fuerte surgió del mar de nubes, golpeando su rostro y dejando para tras un aire refrescante a su paso. Él tiró una piedra, su mirada estaba fija en el vasto mundo humano bajo sus pies.
"Tú conoces y ya has caminado entre este mundo mortal. ¿Por qué no te ves satisfecho?"
Shuran se retiró el sombrero de invierno y alisó su cabello desordenado por el viento mientras miraba hacia Ah Yi que estaba encima de la roca.
Ah Yi, sintiéndose desanimado, solo añadió: "Solo me quedé unos días más, y Ah Jie aún así te mandó para vigilarme. Ustedes están tan preocupados por mi ausencia… ¿acaso tienen miedo de que lo mate?”
“Incluso, la última vez le hiciste perder el matrimonio perfecto, haciendo que él se quede soltero por toda la vida”, Shuran le respondió.
Ah Yi se rió al recordarlo. “Él tiene ocho vidas de reencarnación que pasar, con una vida útil de unos cien años. ¿Qué es apenas una vida de ellas?”
Shuran no intentaría lidiar con Ah Yi todo el tiempo. El estatus de Ah Yi era muy especial, lo que le permitía no ser amonestado o golpeado. Inclusive, él era testarudo hasta la médula y no oía los consejos ni persuasiones de los demás. Con ese pensamiento, Shuran sin poder reprimirlo, soltó un largo suspiro, diciendo con irritación: “Él fue destinado originalmente a descender al mundo mortal para ser castigado, ¿entonces por qué hacer todo ese trabajo innecesario? ¿Si lo odias tanto, un puñetazo en su corazón no sería más gratificante?”
“No lo entiendes”. Ah Yi tiró la piedra, colocando sus brazos atrás de su cabeza. Melancólicamente, dijo: “¿Qué tan inutil es eso? Él solo fue castigado por un tiempo. Acabar con su matrimonio hizo que él no durmiera por muchas noches. Así su dolor duró más.”
“Actuaste tan deliberadamente. La División de Demarcación local ya te denunció al Noveno Reino del Cielo. Fu Li tuvo que hacerse responsable y disculparse. Ya estás grande, ¿entonces, por qué aún estás creando tantos problemas?” Shuran no pudo dejar escapar aquellas palabras.
Ah Yi rápidamente se volteó con furia saliendo de sus ojos y dijo con voz fría: “¿Y ahora qué? Ellos solo saben reclamar por detrás de uno. ¿Qué necesidad hay de buscar a mi Ah Jie? Yo estoy bien aquí. ¿¡No era más fácil venir hacia mí!? ¿Y qué hizo ese Li Rong? Está totalmente justificado el hecho de meterme con él. ¿Ahora que Dong Jun es el gobernante común del Cielo y la Tierra, quiere venir a capturarme? ¡Dile a mi Ah Jie que no necesita disculparse por nada!”
“No puedes decirlo de esa forma…”
“¡No me voy a ir!” Ah Yi se volvía aún más obstinado cuando perdía la paciencia que nada podría hacerlo cambiar de idea. Este tomó la forma de un fénix y salió disparado a través de las nubes. Antes de salir, exclamó: “¡Si te atreves ven a atraparme! ¡Quiero ver quien más en este mundo se atreve a capturarme!”
Una ráfaga de viento frío golpeó a Shuran en la cara. Intentó limpiar su rostro, colocándose el sombrero de invierno para protegerse del viento mientras pensaba para sí mismo: Efectivamente, existe uno.
◈ ◈ ◈
Los pies descalzos de Jing Lin estaban empapados en el agua clara. Las mangas de su ropa habitual estaban cuidadosamente arremangadas, cubriendo sus muñecas y antebrazos. Este se enderezó y se secó el agua de las yemas de los dedos mientras miraba a Shuran y decía: “Te he hecho hacer un viaje en vano.”
Shuran tenía un pañuelo limpio colgado del brazo mientras tomaba el que Jing Lin le extendió para secarse las manos. “Mi señor sólo tiene en cuenta lo que es mejor para él, pero este muchacho realmente es muy difícil. Viendo lo testarudo y obsesionado que está, temo que Lord Sha Ge tampoco escapará en esta vida de ser hecho una broma por él.”
Jing Lin reflexionó un momento. “A-Yi puede ser algo dominante, pero no será tan severo. ¿Qué dijo Fei Luo?”
Shuran respondió: “El Rey del Infierno dijo que, en esta vida, Lord Sha Ge tiene que pasar por el Incumplimiento de deseos y anhelos. Su sufrimiento debería estar relacionado con su matrimonio en la vida pasada, pero Ah Yi terminó arruinándolo todo, así que aún debe atravesar esta prueba otra vez. No puedo entender cómo es que Ah Yi se enteró de esto, ya que el descenso de Lord Sha Ge al mundo mortal era secreto.”
Jing Lin alzó la mirada hacia el otro lado. Había una silla de mimbre en el corredor, Cang Ji estaba dormitando junto con la pequeña figura de piedra en sus brazos. Lo miró fijamente durante un largo rato, con una expresión significativa, fue tanto que Cang Ji no pudo evitar girarse.
“¿Quién sabe?” dijo Jing Lin con un tono monótono.
◈ ◈ ◈
Cang Ji sintió la mirada ardiendo en su espalda. Se acostó de lado, acercando la pequeña figura de piedra, abriendo los ojos en silencio Detrás de él, Jing Lin intercambió algunas palabras más con Shuran, quien entonces se retiró de la habitación. Jing Lin levantó la punta de su manto mojado, sacudiendo un poco de agua, mientras se dirigía hacia el balcón.
“¿Cómo vas a explicarle esto a Fu Li si resulta herido después de que tú lo persuadiste para que fuera allá?” preguntó Jing Lin mientras deslizaba sus dedos fríos en la parte posterior del cuello de Cang Ji.
Cang Ji entrecerró los ojos por la frialdad resultante de ese toque. “No se quedará quieto aunque le diga que no vaya. La División de Demarcación allí ya ha tomado las medidas necesarias. No pasará nada grave.”
“A-Yi es impulsivo y de mal genio. Va a perder”, dijo Jing Lin.
“No respeta a los mayores, es arrogante, terco e indomable. No importa que tenga a alguien allá arriba que lo proteja, ¿acaso Fu Li podrá asumir la responsabilidad por él toda su vida? A su edad ya debería entenderlo. Solo se beneficiará si sufre algunos contratiempos.” Cang Ji bostezó varias veces. Él se acostó de espaldas, abriendo los brazos hacia Jing Lin. “No he dormido bien porque los mosquitos me picaron toda la noche. Ven, sé mi manta. Déjame dormir un poco más.”
Jing Lin pellizcó suavemente el cuello de Cang Ji con las yemas de los dedos, luciendo un poco distraído.
Cang Ji lo sujetó mientras se sentaba. “No le di direcciones exactas; sólo arrojé una piedra y lo dejé que vaya a donde el destino lo guíe. El encontrarse con Li Rong es la afinidad que tienen entre ellos. Si realmente no te sientes tranquilo, entonces bajemos a echar un vistazo.”
“Li Rong no es como los demás”, dijo Jing Lin. “A-Yi no es rival para él. Han pasado apenas unos cientos de años desde que Dong Jun regresó al Noveno Reino Celestial, y aún hay muchas cosas que necesitan restablecerse. Incluso si algo malo llega a pasar, la División de Demarcación no se atrevería a intervenir sin considerarlo cuidadosamente.”
“¿No dijo A-Yi que nadie en el cielo ni en la tierra se atrevería a capturarlo?” Cang Ji sonrió. “Qué audaz es ese pájaro… si nuestro Lord Lin Song aparece, apuesto a que se le empezarán a temblar las rodillas.”
Jing Lin le dio la mano. Sus pies descalzos aún estaban sucios de lodo. La pequeña figura de piedra se deslizó al suelo y comenzó a dar vueltas alrededor de Cang Ji.
“¿Te sientes feliz ahora, cierto?” preguntó Cang Ji. “Después de estar retenido tantos años, por fin puedes bajar al mundo mortal a divertirte.”
La expresión de Jing Lin permaneció igual mientras que con su meñique trazó un círculo en el centro de la palma de Cang Ji. “En realidad, me he estado cultivando en casa.”
Cang Ji apoyó la mano en el hombro de Jing Lin. “Mentiroso”. La punta de esos dedos parecía estar entrando en su corazón.
Jing Lin recogió en brazos a la pequeña figura de piedra, queriendo regresar al interior con Cang Ji. Pero Cang Ji, que estaba tomando el sol, se disponía a ponerse los zapatos cuando sintió un peso adicional en su espalda. Jing Lin ya se le había subido.
Cang Ji ni siquiera quiso ponerse los zapatos y cargando a Jing Lin, lo provocó. “Tú que todavía te quedas todo embriagado en el placer siempre que te tumbo para jugar. ¿Cómo puedes ser tan fácil de persuadir?”
Con ambas piernas balanceándose en el aire, Jing Lin giró la cabeza y apoyó la mejilla en su espalda. “Ya ha pasado un tiempo que no salgo a divertirme contigo.”
“Demasiados asuntos molestos y muy poco tiempo para el ocio” Cargando a Jing Lin en la espalda, Cang Ji bajó del balcón. “Ahora que la mayoría de los asuntos ya se resolvieron, tendremos más tiempo para divertirnos. Vámonos de viaje. Desde el Noveno Reino del Cielo hasta al Inframundo, iremos a donde desees.”
Emocionada, la pequeña figura de piedra se cubrió la coronilla de hierba mientras rodaba sobre la espalda de Cang Ji.
◈ ◈ ◈
Zhongdu estaba ahora estrictamente dividido. La División de Demarcación se había establecido en el cielo, pero la burocracia y las correspondencias de ida y vuelta eran mucho más rápidas. Esto se hizo para conseguir animar a Dong Jun a regresar al reino. Los rumores decían que todavía quería quedarse a dormir en el inframundo, pero el pequeño rey del infierno se negó rotundamente a permitirlo.
Al oír que Cang Ji y Lord Lin Song bajarían al mundo mortal, Dong Jun dejó de lado su libro de historias y se sentó en el sofá, suspirando: “¿Por qué ellos pueden bajar, pero yo no?”
Cuando Yining escuchó eso, supo que Dong Jun estaba pensando en abandonar de nuevo su trabajo y partir de nuevo, así que le dijo: “Sus estatus son diferentes; ellos pueden ir y venir cuando quieran. Ahora que tú estás sentado aquí, no puedes simplemente dejarte llevar por tus inclinaciones como antes.”
“Cuando me engatusaron para venir, yo era la niña de sus ojos. Ahora que estoy aquí, me he convertido en un pájaro en su jaula” se lamentó Dong Jun. “No puedo creer que me dejé engañar tan fácilmente por todas sus palabras dulces.”
Yining, que estaba evaluando su nuevo pincel, ni siquiera levantó la cabeza al escucharlo. “¿Fue por nuestras palabras dulces, o porque Fei Luo te sacó de su casa? ¿Nunca has reflexionado sobre eso antes?”
Dong Jun se tumbó y dijo con una sonrisa apenas perceptible: “Soy la primavera amada por todos, ¿cómo podría no ser deseado? Nadie en este mundo me odia, ni siquiera él. Estoy hablándote de Jing Lin, ¿por qué sigues sacando el tema de Fei Luo?”
“He intentado comprender la mente del Padre Supremo por miles de años” Yining levantó la cabeza ligeramente. “Aunque no exprese lo que piensa y aunque su rostro no lo delate, tengo mis propias maneras de deducirlo.”
Dong Jun seguía en la misma postura perezosa y relajada. “Es inútil que intentes aplicar conmigo el mismo método que usaste con el viejo. Yo vengo y voy libremente. Nunca he tenido un corazón. Como dice el proverbio: ‘Estar en compañía del gobernante es tan peligroso como vivir con un tigre’. ¿Cómo podría mi pensamiento ser adivinado tan fácilmente?”
“Si no echas de menos a Fei Luo”, Yining dejó su pincel a un lado, apoyó las palmas de sus manos sobre la mesa y preguntó con respeto, “entonces ¿por qué estás discutiendo eso conmigo?”
Dong Jun se dobló de la risa. Cogió algunos maníes, los rompió con las yemas de los dedos y sopló las migas con indiferencia. “Sólo estaba bromeando contigo.”
Dicho esto, masticó el maní pelado y cerró los ojos para echarse una siesta, sin prestarle más atención.
Yining suspiró, pero no lo delató.
◈ ◈ ◈
El duodécimo mes del calendario lunar ya se encontraba en Zhongdu; fuera de la capital, las flores de ciruelo florecían, mientras la nieve danzaba en espiral a lo largo de diez li a la redonda. La carreta se detuvo frente a la tienda de vinos. Cang Ji fue el primero en desmontar.
Sopló bastante aire entre sus manos y, al ver a Xiyan, que había salido a recibirlos, le ordenó: “Diles adentro que preparen agua caliente.”
Xiyan, que había avanzado en su cultivo, ya podía ocultar sus orejas y cola, adoptando la forma de un joven. Él le sonrió, inclinándose en una reverencia: “¿Cómo podríamos permitir que nuestros ilustres señores descansen en un aposento tan humilde, en este lugar desolado? En breve, llegará el carruaje de nuestra Señora Propietaria para recibirlos. Todo en casa ya está preparado.”
“Pienso que el paisaje aquí es bastante hermoso” dijo Cang Ji, no para darle cara a Xiyan. Sino que se giró terminando de hablar y observando a Jing Lin bajar de la carreta.
Hacía muchos, muchos años que Xiyan no veía a Lord Lin Song. Aunque no debía mirarlo directamente a la cara, no pudo evitarlo y le lanzó secretamente varias miradas furtivas.
Como si no lo hubiera notado, Jing Lin descendió y observó el entorno. “Las flores aquí han florecido mejor que las del patio.”
“La montaña también está cerca. Mañana por la mañana podemos caminar sobre la nieve en busca de flores de ciruelo.” comentó Cang Ji, echando una mirada a Xiyan.
Xiyan se repuso de inmediato, como si despertara de un sueño: “Avisaré a los otros en casa. Mis señores pueden pasear por las montañas tanto como lo mande su corazón.”
Dicho esto, él los condujo hacia el interior. La tienda de vinos parecía modesta por fuera, pero tras cruzar un estrecho corredor y una sala trasera, un nuevo patio los estaba esperando.
El patio no era grande, pero sí limpio y despejado. Ningún sirviente había sido colocado para quedarse ni dentro ni fuera del patio. La ventana trasera de la habitación se daba directamente con la naturaleza salvaje del invierno, cuyo aroma sutil se colaba cuando se abrían. Todo el lugar era sereno, apacible y elegante.
Los pequeños zorros se turnaron para servir los platos y las bebidas, y luego se retiraron uno a uno. Xiyan se quedó al final, asegurándose de que todo estuviera en orden antes de retirarse.
Las ropas sobre el pecho de Jing Lin se agitaron, dejando asomar una pequeña figura de piedra. Cang Ji la empujó de vuelta y abrió la ventana; unos copos de nieve se deslizaron al interior.
“¿También tenías que traerlo cuando sales a jugar conmigo?” Cang Ji pegó su pecho a la espalda de Jing Lin y lo envolvió en un manto, al tiempo que lo alzaba en brazos. “Qué farsante, Lord Lin Song.”
“Quiero jugar con él”, dijo Jing Lin.
“¿Y qué vas a jugar con él?” Cang Ji apoyó la barbilla en el hombro de Jing Lin, y dijo sonriendo. “Mírame. Puedo cargarte con un solo brazo y dar tres vueltas a la montaña.”
Jing Lin lo miró de soslayo y replicó: “Yo también puedo hacerlo.”
Habiendo terminado de decir esto, se volvió e realmente intentó alzar a Cang Ji. Este se agachó y, en un movimiento rápido, levantó a Jing Lin y lo colocó sobre su hombro. Dio algunos pasos, arrojándolo a la cama, para luego, abalanzarse sobre él, inmovilizándolo.
“También sé lo que no puedes hacer” le agarró la mano y la acercó aún más. “Correr tres vueltas contigo en brazos no es nada. Lo verdaderamente impresionante de tu gege está en otro lado. Mira, todavía puedo hacer esto.”
Apenas terminó de hablar, Cang Ji giró, volteando a Jing Lin de manera que quedó encima de él. Lo alzó con facilidad y luego lo soltó para abrazarlo por entero.
◈ ◈ ◈
A la mañana siguiente, Xiyan preparó el desayuno para ambos hombres. Así que ellos terminaron, dispuso la carreta, pero Cang Ji terminó rechazando la oferta. Con Jing Lin como compañía, salieron de la casa y subieron la montaña a pie.
Xiyan los esperó en la tienda de vinos. Él se sentó junto al fuego conversando con los pequeños zorros, mientras observaba el clima y se preparaba para cocinar la cena. Llevaba mucho tiempo con Huachang y conocía tantas leyendas sobre las divinidades e inmortales del Noveno Reino del Cielo, que hacía brillar los ojos de los pequeños zorros con sus historias.
Xiyan estaba narrando entusiasmado cuando de pronto escuchó que alguien lo llamaba desde afuera. Bebió un sorbo de té y preguntó: “¿Qué sucede?”
La cortina de la puerta fue levantada hacia un lado, revelando a un demonio perro vestido con harapos. Este se arremangó la ropa y, con expresión sombría, recorrió con la mirada la tienda de vinos. “¿Dónde está el Señor Emperador?” preguntó. “Soy un viejo amigo suyo, he venido a solicitar audiencia.”
◈ ◈ ◈
Cang Ji y Jing Lin regresaron de excelente humor. Apenas entraron al patio, vieron al demonio perro sentado en las escaleras. La fuerza opresiva del aura de dragón en el patio era tal que las patas de este temblaban.
Incluso, Jing Lin antes de entrar por la puerta, le preguntó: “¿Acaso le debes dinero a alguien?”
Cang Ji evaluó al perro y, dándole un suave golpe con el dorso de la mano, advirtió. “Ten cuidado, no sea que luego te comprometas a pagar mis deudas.”
Jing Lin susurró desde atrás: “¡Eso significa que debes un favor, gege!”
Cang Ji soltó una carcajada. Levantó el mentón del demonio perro, que estaba a punto de inclinarse ante él. Con un ramo de flores en sus brazos, le preguntó: “Me dijeron que eres un viejo amigo mío. ¿Por qué me resultas familiar? ¿Dónde sueles merodear? He estado olvidadizo últimamente, así que hazme recordar.”
El perro se veía cada vez más incómodo. Su cultivo no era alto y estaba tan intimidado que casi revelaba su forma verdadera. El viento sopló suavemente en su rostro, devolviéndole algo de compostura. Sólo entonces pudo responder.
“El Señor Emperador quizá no lo recuerde… pero hace muchos años, cuando investigaba al demonio zorro Qianyu en la capital, yo le advertí…”
Con esas palabras, Cang Ji también lo recordó. En aquella época, cuando rastreaban a Qianyu en la capital, se habían valido de la información de este demonio perro para descubrir el paradero de Qianyu.
“Así que eres tú”, dijo Cang Ji. “¿Cuál es tu propósito al venir a buscarme ahora?”
El demonio perro exclamó apresuradamente: “¡Estoy al límite de mis fuerzas y solo puedo pedirle ayuda al Señor Emperador”
“Todavía está la División de Demarcación por encima de ti”, señaló Cang Ji. “¿Cómo es que llegaste hasta este punto?”
“No obtuve respuesta de la divinidad responsable cuando solicité ayuda en este asunto, ni tampoco fui atendido por el Rey del Infierno en el inframundo. He agotado todos los caminos y ya estoy perdiendo la razón, por eso acudo hoy ante el Señor Emperador”. El perro parecía aterrorizado.
“¿Qué tipo de asunto es que ni siquiera Fei Luo se incomodó en atender?” preguntó Jing Lin.
“Tengo un amigo llamado Guan-ge’er”, explicó el demonio perro. “Cierta ocasión, quedamos de vernos en el Pabellón Sanli, fuera de la capital. Lo esperé en el día acordado, pero no apareció. Fui a buscarlo y supe que había muerto en la capital.”
Cang Ji comenzó a entender para donde iba la situación, él preguntó, “¿Un demonio?”
“Un demonio” confirmó el demonio perro, secándose las lágrimas. Aunque Guan-ge’er aún no había tomado forma humana, ya tenía conciencia humana. Si no hubiera muerto, habría viajado con él por el mundo, ayudándolo a transformarse en humano lo antes posible.
“Debes tener una razón para haber llegado hasta aquí” dijo Jing Lin. “Por favor, hable libremente y cuéntanos sobre este caso.”
El demonio perro prosiguió: “Guan-ge’er aún no se había liberado de su cuerpo canino y vivía en el patio de una familia rica e influyente, bajo el cuidado de la anciana matriarca. Guan-ge’er siempre fue dócil y obediente, y era muy mimado por ella. Cuando fui a investigar, lo hallé muerto en el pozo seco de la residencia. No conseguía entender. Sospeché que había algo sospechoso en ello, así que revisé la casa y descubrí que murieron otras dos personas en el mismo día de la muerte de Guan-ge’er. Fui al yamen a denunciar, pero nadie hizo caso. Fui a la División de Demarcación, pero me dijeron que Guan-ge’er ni siquiera podía ser considerado un demonio. El caso se convirtió gradualmente en uno que nadie más se preocupó, y sin más opciones, vine a buscar a mis señores.”
Los copos de nieve se deshicieron en los hombros de Cang Ji. Él subió las escaleras y dijo: “Este caso realmente no está bajo la jurisdicción de la División de Demarcación, así que no puedes culparlos. Además, hace siglos que Lord Lin Song y yo renunciamos al mundo secular. No nos entrometemos más en asuntos mundanos. Te daré una salida. Ve a hablar con Dong Jun.”
Al oír esto, el demonio perro se arrodilló de prisa e imploró: “¡Señor Emperador! Además de usted, no confío en nadie más para este asunto.”
Cang Ji miró hacia atrás. “¿Por qué dices eso?”
El demonio perro bajó la cabeza, diciendo con dificultad: “Ese Dong Jun es tan poco confiable que seguramente dejaría este caso en el olvido. El alma de Guan-ge’er aún no ha cruzado el Lijin. Si esperamos más, temo que no podamos hallarlo. Si descubro que hubo una gran injusticia en este caso, podré pedirle una buena familia en su próxima reencarnación cuando vaya al Palacio del Rey del Infierno.”
“Tus lazos fraternales realmente son profundos”, observó Cang Ji. “Pero esta vez descendimos por otro asunto importante.”
El asunto de llevar a Jing Lin a divertirse, además de buscar a Ah Yi. Anteriormente, Dong Jun no había querido asumir el trono, por lo que Cang Ji y Jing Lin tuvieron que lidiar con los deberes por varios días, quedándose tan ocupados que casi no podían tomar un descanso.
Todo eso valió la pena, al final, lograron arrastrar a Dong Jun de vuelta y se negaron a asumir más responsabilidades, después, alegaron que la temporada de apareamiento de Cang Ji se acercaba y su aura de dragón era demasiado dominante. El poco tiempo de ocio que tenían ahora no era fácil de conseguir, y hacía muchos años que Jing Lin no se divertía. Esto siempre estaba en la mente de Cang Ji, él estaba pensando en usar a Ah Yi como pretexto para hacer felíz a su implacable espada.
Este caso no era un tabú. Incluso si Dong Jun no se hiciera cargo, Cang Ji también podría pedirle a Huachang que supervisara esta investigación. Él personalmente no iría mover un dedo, a menos que el cielo se derrumbara y se despedazara la tierra. No quería abrir una excepción con tanta facilidad y darles a quienes mantenían un ojo en ellos esperando la oportunidad de acercarse para pedir ayuda.
Al ver su negativa, el demonio perro se giró para mirar suplicante a Jing Lin.
Jing Lin miró al cielo nevado. Tras un momento de silencio, preguntó: “¿Cuándo ocurrió este caso?”
En el momento en que Jing Lin dijo esas palabras, Cang Ji quiso suspirar. Levantó una mano para quitar la nieve del hombro de Jing Lin, con el corazón desbordando de cariño y amor.
◈ ◈ ◈
La casa donde vivía Guan-ge’er era posesión del apellido Qian. Este apellido trajo algunos recuerdos del pasado, así que Cang Ji hizo un esfuerzo especial para hojear el Registro de Vidas Humanas y descubrió que este Clan Qian era la familia descendiente de Qian Fuzi de aquella época.
“Mayor” Fei Luo se sentó en la silla, partiendo sus semillas de melón con mucha maestría. “¿No estaba disfrutando sus idílicos días de ocio? Ese perrito estaba condenado a tener una vida corta. Esto ni siquiera puede considerarse un caso.”
“¿Tampoco tienes su registro aquí?” Cang Ji cerró el libro. “Es un ser espiritualmente despierto. Tiene que existir una explicación sobre su muerte. ¿Por qué no hay ni un solo registro aquí?”
“¿Cómo es que es un espíritu?” Fei Luo sopló las cáscaras de las semillas de melón. No es más que un perro común, a siglos de un despertar espiritual. No tiene sabiduría innata ni el destino de convertirse en demonio.”
“Eso no tiene sentido”, dijo Cang Ji.
Fei Luo siguió partiendo semillas hasta que se le secó la garganta. Bebió una tacita de té y se enderezó para preguntar: “¿Qué?”
Cang Ji le golpeó la cara con el libro. “¿Por qué te estás acercando a un hombre que ya tiene esposo? Ten cuidado, que mi otra mitad podría darte dos estocadas con su espada más tarde.”
Dicho esto, ignoró a Fei Luo, y levantándose, se sacudió las mangas para irse.
Habiendo sido inexplicablemente golpeado, Fei Luo lo vio salir, así que cargó los documentos en sus manos. Al hacerlo, se golpeó en la cabeza, habiendo recordado algo: “¡Mayor! ¡Señor Emperador! Sobre esto… ¡ese Li Rong! ¿Aún se acuerda de Li Rong? Es su cuñado materno. ¡Él también está en la capital! Y en esta vida se llama alguna cosa Qian…”
◈ ◈ ◈
Cang Ji y Jing Lin entraron en la capital, cenaron con Huachang y juntos salieron a visitar a aquel Clan Qian en particular.
La residencia Qian era una gran casa con patio que, desde afuera, parecía ocupar una extensión considerable. Su clan realmente tenía una larga historia, habiendo producido tres altos funcionarios y numerosos miembros que ocuparon cargos importantes en la administración central. Pero en esta generación se enfrentaban a una escasez de herederos, y la mayoría de sus descendientes eran unos inútiles. La anciana matriarca Qian era actualmente quien dirigía toda la familia. Su hijo y su nuera murieron jóvenes, y solo se quedó con un preciado nieto a su lado.
“Un nieto preciado”. Cang Ji se frotó la barbilla. “Este también es un hombre dominante.”
“Ese precioso nieto se llama Qian Tongming. La chica que murió el mismo día que Guan-ge’er se llama Lianyu. Ella era la ‘calentadora de cama’ de Qian Tongming”, dijo Jing Lin mientras caminaba por el patio. “Lianyu fue originalmente una criada de la anciana señora Qian, pero después de un tiempo, Qian Tongming se encaprichó con ella y le pidió a la anciana que la convirtiera en su calentadora de cama.
“¿El demonio perro no dijo que murieron dos personas ese día? ¿Quién más fue además de esa chica?”
Jing Lin volvió su mirada hacia atrás. “Esa chica y el niño en su vientre.”
En el frío viento de la noche, grandes copos de nieve comenzaron a volar por el sencillo patio. Las linternas blancas colgadas bajo los aleros, aún no retiradas, se balanceaban de un lado a otro con el viento, pareciendo fantasmas colgados.
Cang Ji sostuvo la mano de Jing Lin y le susurró: “Esto es bastante preocupante.”
Jing Lin dijo: “Eso es todo. Todos los fantasmas errantes que estaban en este patio fueron ahuyentados por ti.”
Cang Ji tiró de su mano en dirección hacia el pozo seco. “Ya que el alma de esa chica no fue al inframundo, vamos a invocarla para preguntarle.”
“El demonio perro dijo que el alma de Lianyu fue llevada”, dijo Jing Lin. “No se la puede encontrar.”
La punta de la nariz de Cang Ji se contrajo mientras olfateaba el aroma residual. “¿Por qué siento que hay una especie de…?”
Jing Lin siguió su ejemplo y olfateó también.
Tras un momento de silencio, ambos exclamaron al unísono: “A-Yi!”
◈ ◈ ◈
Ah Yi estornudó. Él estaba caminando por las calles, su abrigo de piel acentuando la blancura nevada de su rostro. Soltó unas maldiciones tras estornudar y le preguntó a la persona detrás de él: “¿Por cuánto tiempo más vas a llorar? ¡Para de llorar! Estás haciendo tanto ruido que mis oídos me duelen. Y si duelen, me pondré de mal humor, cuando esto pase, ¡me desquitaré contigo!”
Lianyu había sido atada con cadenas durante todo el camino. Su hermoso y delicado rostro estaba pálido, casi sin color; claramente, ya no parecía humana. Forzó una sonrisa y, cubriéndose el vientre con las manos, dijo: “El niño tiene hambre.”
Una niebla negra emergió de entre los dedos que cubrían su estómago y se condensó en un niño sin rostro. Trepó por el cuerpo de Lianyu, mostrando solamente una boca llena de dientes tan blancos como la nieve.
“El niño fantasma es un glotón”. Ah Yi tiró de las cadenas hechas con caracteres en sánscrito. “No sigas cediendo ante él, o en cuanto reúna un poco de coraje, saldrá y hará una matanza.”
“¿Cómo puedes decir eso?” la expresión de Lianyu se suavizó mientras acariciaba dulcemente al niño. “Es muy obediente. No matará a nadie.”
“Si yo no hubiera llegado a tiempo, habría devorado hasta a su propio padre”. Dijo Ah Yi frunciendo el ceño. “¡Deshazte de él lo antes que puedas! Esa cosa no puede considerarse humana. No puedes encariñarte solo por alimentarlo. Te considera su madre ahora solo porque acabas de morir y tu aura humana aún no se ha disipado. Pero en unos días seguro te comerá a ti también.”
Lianyu hizo oídos sordos a Ah Yi y simplemente abrazó al niño mientras decía: “Por favor, dale de comer.”
Ah Yi encontró a esta mujer excesivamente extraña. Había muerto de una forma tan trágica, por lo que no era sorprendente que se hubiera convertido en un fantasma maligno. Pero cuando fue a buscarla, la encontró bien vestida, sentada en un banquito, esperándolo. Al verlo, incluso se levantó y le hizo una reverencia con gentileza. No parecía una criada, sino una dama educada de una familia distinguida.
“¿De verdad el padre de ese niño es Qian Tongming?” preguntó de repente Ah Yi.
Lianyu alisó suavemente un mechón de cabello que caía sobre su frente con el meñique y asintió con una sonrisa. “Es el hijo mayor, el Joven Maestro.”
Ah Yi carraspeó. “No esperaba que fuera tan canalla en esta vida.”
Ah Yi llevó a la madre y al hijo, ambos encadenados, hasta la carnicería. Tenían que comer carne cruda, pues se sentirían terriblemente mal si pasaban varios días sin sangre. Pero incluso mientras Lianyu cenaba carne cruda, seguía pareciendo tan amable y dulce, dando pequeños mordiscos y limpiando con suavidad al niño voraz con un pañuelo entre los dedos.
“Ni siquiera tiene forma humana” dijo Ah Yi.” ¿Aun así lo amas?”
“Así es”, respondió Lianyu.
Al principio, Ah Yi encontró un poco espeluznante esta situación, pero después de observar durante un buen rato, sorprendentemente, logró percibir cierta ternura. “Tienes buen corazón, ¿no?”
Lianyu curvó sus labios en una sonrisa. “Soy su madre.”
“Su padre biológico es un hijo de puta”. Ah Yi se sostuvo la cabeza entre las manos. “Qian Tongming es escoria. Se aprovechó de ti e incluso te golpeaba. ¿Tú también lo amas?”
Las largas pestañas de Lianyu temblaron: “El Joven Maestro es mi esposo.”
“Pero te trata mal” dijo Ah Yi. “Peor que a un perro.”
“Él me da comida, así que es una buena persona”, contestó Lianyu.
Ella dijo todas esas palabras con mucha suavidad y delicadeza, como si no conociera el rencor ni la agonía.
“Tú, de veras…” dijo Ah Yi, “¿No lo odias ni siquiera un poco?”
Lianyu sonrió y respondió: “No lo odio.”
Ah Yi enseguida se sintió fastidiado. No le gustaban ese tipo de mujeres. Era como si el marido fuera el pilar de su vida. No importaba cuán infeliz fuera, lo aceptaba todo con una sonrisa. Incluso cuando había sido maltratada físicamente, aún elogiaba a su esposo como si fuera un buen hombre.
Ah Yi esperó a que terminaran de comer, luego sacudió las cadenas con caracteres en sánscrito y se dispuso a levantarse para marcharse. Pero repentinamente, la ventisca se intensificó, soplando con tal fuerza que tuvo que alzar la manga para cubrirse el rostro. Apenas podía abrir los ojos.
“¡Viento demoníaco!” Ah Yi exclamó. “¿¡Quién está atreviéndose a soplar eso en mis ojos!?”
Aún no había terminado de hablar cuando Cang Ji lo agarró por la parte posterior del cuello de su ropa y lo arrojó como si fuera una bola de pelos. Ah Yi dio volteretas en el aire gritando, mientras Jing Lin le daba una patada en el trasero, haciéndolo rodar varias veces en la nieve antes de conseguir parar.
Al verlos, Ah Yi supo que estaban aquí para capturarlo de vuelta. Así que, ¿cómo se atrevería a quedarse más tiempo? De un salto, se puso de pie e intentó huir.
La Espada Yan Quan descansó suavemente sobre el hombro de Ah Yi. Con una mirada gélida, Jing Lin preguntó: “¿Adónde crees que vas?”
Ah Yi se desplomó en la nieve con un “plaf” y, mirando hacia atrás, les dijo con tono insinuante: “¡Jiu-ge! ¡Feliz Año Nuevo para Jiu-ge! ¡Que tú y Jiu-sao cumplan los deseos de sus corazones en este nuevo año y disfruten de la felicidad conyugal durante los siglos por venir!”
“Serás recompensado por tu lengua dulce”. Cang Ji sacó despreocupadamente una perla dorada de su manga y se la arrojó.
Ah Yi vio y aprovechó la oportunidad para intentar convencerlo: “¡Jiu-sao es realmente generoso!”
“Ahora que has recibido tu recompensa, dinos la verdad.” Cang Ji pesó las cadenas de caracteres sánscritos “¿Por qué capturaste su alma?”
Ah Yi intentó engañarlo. “Solo estaba jugando…”
“Le pedí a tu hermana mayor que te hiciera una nueva casa”, dijo Cang Ji. “Tiene la mitad de la altura de un hombre y queda muy bonita colgada en el patio. ¿Acaso no es perfecto, ya que te gusta tanto hacer travesuras? En el futuro podrás agacharte y cantar alguna cancioncita o recitar poesías para tu Jiu-ge.”
Ah Yi exclamó, angustiado: “¿Qué? ¡No voy a vivir en una jaula! ¿Ese patio dorado tuyo es adecuado para que vivan personas? ¡El aura del dragón es tan opresiva que ni Dong Jun la soporta! ¡Todavía soy joven, ¿bien?!”
Cang Ji respondió: “Tengo dos patios. Solo es por consideración a tu Jiu-ge que te colgaré en el patio dorado. ¿Qué? ¿Todavía quieres que te encierre en el Patio Zhenchan? ¡Pues continúa soñando!”
Con la cabeza palpitando, Jing Lin arrastró de vuelta a Cang Ji y le dijo a Ah Yi: “Capturar un alma humana puede ser un asunto mayor o menor. Dinos la verdad y no se lo contaré a Fu Li.”
Ah Yi pensó, ¡anda, denúnciame si quieres, no es como si tuviera miedo!
Aunque obedientemente confesó: “Solo estaba jugando… ¿Ella no es la esposa de Qian Tongming? ¡Qian Tongming es Li Rong! Llevarme a su esposa es como tener control sobre él.”
“Tu falta de conciencia sobre la gravedad del asunto le ha impedido reencarnar”, dijo Jing Lin.
Ah Yi apuntó para Lianyu: “¡Jiu-ge, dale una buena ojeada! ¡Ella no puede reencarnarse!”
◈ ◈ ◈
Una perla luminosa iluminaba la sala. Jing Lin estaba sentado erguido en un extremo, mientras que Lianyu estaba sentado al otro lado de la mesa. Ah Yi y Fei Luo compartían un puñado de semillas de melón, escuchando con las piernas cruzadas. Cang Ji descansaba la cabeza sobre un asiento acolchado, mientras que el demonio perro permanecía detrás de la silla de Jing Lin.
“Lianyu,” Jing Lin bebió su té y dijo, “Nombre original: Laidi. Nativa de Xitu.”
El rostro de Lianyu daba la apariencia de verse más pálido bajo la luz de la perla luminosa. Sonrió, cansada, e hizo un leve asentimiento: “Nací en la aldea de Qianshui, a diez li de la ciudad de Xitu. Mi familia era pobre y, para tener un hijo varón, mis padres vendieron a cuatro hijas. Yo era la cuarta.”
“¿Por qué tener tantos hijos?” Ah Yi susurró hacia Fei Luo. “Es molesto cada vez que nace un niño en el Árbol Can Li.”
“Bueno… los humanos…” Fei Luo respondió: “Tú no lo entenderías.”
Mirando el Registro de Vidas Humanas, Jing Lin preguntó: “¿Qué ocurrió después?”
Lianyu colocó adecuadamente las manos sobre sus rodillas e inclinó la cabeza, pensando un momento antes de hablar. “Entré a la residencia cuando tenía ocho años y serví en el patio de la anciana matriarca. Me convertí en la criada principal a los catorce años, y la anciana señora mandó que alguien me enseñara a leer.” En este punto, sonrió tímidamente a Jing Lin, con los ojos brillantes. “Conozco un poco de poesía.”
La mirada de Jing Lin se deslizó por las páginas. Ya había terminado de leer sobre la otra segunda mitad de su vida, pero no dijo nada. Todos en la sala esperaban en silencio a que Lianyu continuara.
Lianyu parecía perdida en sus recuerdos mientras decía soñadoramente: “Esos fueron buenos días… mis comidas diarias y mi ropa siempre eran todas provistas a tiempo; vivía al nivel de una hija de una familia modesta. Tan pronto como aprendí a leer, ayudaba a la anciana señora a revisar algunos libros de contabilidad por un salario mensual considerable. Guardé todo bajo la losa de piedra caliza en mi patio. Si fuera posible, por favor, ayúdeme algún día a recuperarlo y donarlo al salón de caridad.”
“Estuviste comprometida antes,” dijo Jing Lin. “Él también es miembro del Clan Qian.”
“Cuando tenía dieciséis años, la anciana señora me comprometió con Yi-lang.” Lianyu apretó fuertemente su pañuelo al llegar a este punto. “Yi-lang era pariente de una rama colateral de su clan. Su familia estaba en declive desde hacía tiempo. Había venido a la capital en ese entonces para rendir el Examen Imperial.”
El compromiso se formalizó, pero Qian Yi no pasó el Examen Imperial. Antes de regresar a casa, prometió que volvería tres años después. Habiendo aprobado no, él se casaría con Lianyu.
Lianyu cosió zapatos y ropa para él. Solo se encontraron unas pocas veces, pero ella sintió que él era un buen hombre. Antes de partir, Qian Yi le regaló a Lianyu una horquilla dorada. Ambos intercambiaron miradas a la distancia, y Lianyu sintió que todo lo que pasó había valido la pena. Esperó, día tras día, con el corazón rebosante de alegría. Pero, inesperadamente, en el segundo año, Qian Tongming la tomó como su mujer.
“¡Qué descarado es arrebatarle la esposa a otro hombre!” dijo Ah Yi. “¿Qué clase de bastardo es ese Qian Tongming?”
“No se puede evitar.” Fei Luo suspiró. “Ese es el destino de la mayoría de las bellezas.”
“Me convertí en la calentadora de cama del Joven Maestro y luego fui elevada al rango de sirvienta-concubina”, dijo Lianyu. “La anciana señora se sentía sola, pues el Joven Maestro rara vez estaba en casa, así que pidió que le trajeran un perro para criarlo. Lo llamó Guan-ge’er. Guan-ge’er era inteligente y perspicaz, y la anciana lo adoraba.”
Pero Jing Lin dijo: “Qian Tongming es obstinado y tiránico por naturaleza. Solía abusar de ti física y verbalmente.”
Lianyu sonrió. “El Joven Maestro es el hijo único, es de esperar que sea un poco arrogante y obstinado.”
Sin embargo, Jing Lin cambió de tema: “Antes intentaste quitarte la vida.”
Lianyu dijo: “Podría haber muerto en aquel entonces, pero el médico dijo que estaba embarazada, así que el Joven Maestro decidió que no había daño si muriera después de dar a luz. Justo se habías acabado de casar oficialmente con una esposa, una señorita de la familia de un oficial, así que no se atrevió a decirle a nadie y me mantuvo encerrada en el patio. Iba a esperar un poco más antes de avisar a la anciana matriarca. Me sentía muy sola en el patio. Nadie hablaba conmigo ni venía a verme.”
Jing Lin no dijo nada, pero Cang Ji de repente se irguió en su asiento.
Lianyu continuó en silencio: “Me mantuvieron detenida en la casa. Incluso sellaron las ventanas. La casa estaba oscura y húmeda. Todo lo que podía hacer era aferrarme a las grietas y mirar hacia afuera. Un tiempo después…”
Cang Ji se sentó sin reservas al lado de Jing Lin y sostuvo su mano entre las suyas. “¿Qué ocurrió después?”
Ah Yi todavía quería escuchar más detalles, pero no se atrevió a apresurarla. Aunque nadie lo dijo en voz alta, había intuido que Lord Lin Song también había sido encarcelado así, muchos, pero muchos años antes. Ah Yi miró de reojo a Jing Lin, solo para ver que él lo miraba como siempre; incluso devolviéndole la mirada.
Con esa sola mirada, Ah Yi ya no se atrevió a continuar partiendo sus semillas de melón.
“Más tarde, la joven señora se acabó enterando de todo.” Lianyu extendió la mano, sus dedos se veían delicados y pálidos. “Cuando el Joven Maestro salió a divertirse, la señora me ató. El bebé ya tenía cinco meses. La matriarca mandó que alguien me hiciera engullir drogas. No pude soportarlo, así que vine a este lado junto con el niño.”
“¿Conoces a Guan-ge’er? También murió ese día”. El demonio perro habló con un tono ligeramente ansioso. “Este asunto no tenía nada que ver con él, ¿por qué terminó muriendo?”
Lianyu lo miró. “¿Eres el antiguo amo de Guan-ge’er?”
El demonio perro dijo: “Soy su amigo. Íbamos a viajar juntos.”
La sonrisa en el rostro de Lianyu se desvaneció. Se quedó estupefacta por un momento antes de decir: “¿Por qué no viniste a buscarlo antes?”
“¿Esa familia lo maltrató?” preguntó el demonio perro.
Lianyu bajó la cabeza. “Le caía bien a la anciana señora, ¿cómo podría maltratarlo…? Pero el Joven Maestro lo detestaba, porque Guan-ge’er lo mordió una vez, cuando me estaba arrastrando a la habitación. Más tarde, el Joven Maestro contrajo deudas de juego. No se atrevió a contárselo a la anciana matriarca y, sin otra opción, robó su caja de joyas. Guan-ge’er lo descubrió y despertó a los guardias del patio con sus ladridos, causando tal alboroto que todos llegaron a saberlo. El Joven Maestro lo odió profundamente por ello y ordenó en secreto que lo envenenaran hasta la muerte.”
“Pero no murió”, el demonio perro se exaltó al decir, “¡Tú lo salvaste, verdad? Entonces él recordó esa bondad.”
Lianyu volvió a sonreír, con una sonrisa amarga y astringente. “… A la anciana señora le gustaba y me pidió que lo cuidara. No podía morir.”
El ánimo del demonio perro decayó gradualmente, como si le hubieran echado agua fría. Varias veces abrió la boca, pero terminó tragando sus palabras. Finalmente, llorando y riendo murmuró: “Ahora lo entendí… ya lo entiendo todo.”
Ah Yi le preguntó con curiosidad: “¿Qué es lo que entiendes?”
El demonio perro lo ignoró y continuó murmurando para sí. Fei Luo retomó el tema: “Él se negó a dejar este caso en manos de otros porque temía que no llegaran hasta el final. Ya adivinó que fue porque Guan-ge’er estaba devolviendo una bondad. Este es un acto meritorio y quedará registrado por mi parte, Guan-ge’er puede reencarnar como humano en su próxima vida.”
“Entonces, ¿por qué está llorando?” preguntó Ah Yi, extrañado. “Ahora ya lo sabes y, con el mérito reconocido, puede decirse que hizo lo mejor que pudo como su amigo.”
“Por eso siempre dicen que tú no entiendes nada”, dijo Fei Luo con lástima. “Él rió porque Guan-ge’er murió para devolver una bondad. Y lloró, porque Guan-ge’er la veía como su salvadora, pero Lianyu solo hizo lo que hizo para defenderse. ¿No lo entiendes? En todo el mundo, solo este demonio perro lo tomó en serio. Los demás solo lo veían como un perro. Patearlo o alimentarlo era algo que hacían de paso. Él se siente triste por Guan-ge’er. Eso es lo que es un amigo de verdad.”
“¿No es solo un perro?” dijo Ah Yi. “Dijiste que devolvió una bondad. ¿Qué es lo que hizo?”
Fei Luo le respondió: “Esa nueva señora drogó a Lianyu y acabó con su vida. Guan-ge’er le mordió la pierna hasta volverla pulpa, entonces ella golpeó a Guan-ge’er casi hasta matarlo. No se atrevió a confesarle a la anciana señora, así que arrojó a Guan-ge’er y a Lianyu juntos al pozo. Aunque Lianyu perdió a su bebé, aún respiraba, eso fue porque Guan-ge’er usó su fuerza vital para mantenerla viva. Es muy extraño. Al principio no tenía esa inteligencia espiritual, pero de alguna manera acabó despertándola.”
“Entonces, ¿por qué ella aún así murió?”
“Porque Qian Tongming regresó a casa esa misma noche,” respondió Jing Lin.
La expresión de Lianyu cambió cuando dijo: “El Joven Maestro escuchó mis gritos. Se asomó al pozo y me vio. Le pedí que me ayudara, pero él solo me preguntó si aún tenía al bebé.”
Por supuesto, el bebé ya se había perdido. Al oír eso y ver el terrible estado de Lianyu, Qian Tongming temió ser reprendido por la anciana señora más tarde, así que bloqueó la abertura del pozo con una piedra y la hizo desaparecer por completo de la residencia.
Guan-ge’er no guardó ese último aliento de vida para sí mismo. Se lo dio a Lianyu, pero Lianyu tampoco llegó a sobrevivir.
Ah Yi se sintió algo deprimido tras escuchar esto. “¿Qué clase de bastardo es ese Qian Tongming?”
“Este asunto es fácil de resolver.” Fei Luo acarició las cáscaras de las semillas de melón y dijo a Lianyu: “Eres una belleza, así que no eres como las demás en lo que a mí respecta. Por lo que veo, también fuiste asesinada y te has negado a reencarnar todo este tiempo porque estabas embarazada de un niño fantasma. Este niño tampoco la tuvo fácil. De todas las familias donde renacer, acabó en esta casa. ¿Qué te parece? Ustedes dos vengan conmigo al inframundo primero. Conseguiré que alguien piense en una buena familia para que ambos puedan renacer.”
Lianyu acarició su rostro. “¿Podremos ser madre e hijo en nuestra próxima vida?”
Fei Luo le respondió con otra pregunta: “Entre el niño y Guan-ge’er, solo puedes encontrarte con uno. ¿A cuál quieres encontrar?”
Lianyu respondió sin dudarlo: “¡Al niño! Después de todo, es mi propia carne y sangre…”
“Entiendo.” Fei Luo la interrumpió. “Solo espera por noticias mías.”
Ah Yi miró a Lianyu y vio que aún parecía profundamente agradecida, pero de alguna manera, ya no tenía ese aire anterior de dulzura y gentileza. Masticó la fruta confitada sin pensar, como si comenzara a entender un poco del por qué el demonio perro lloraba.
◈ ◈ ◈
Fei Luo se retiró junto con Lianyu, el demonio perro vino a despedirse.
“Lamento haber molestado a mis señores para que hicieran este viaje”, —dijo el demonio perro. “Ahora que el asunto se ha resuelto, les soy eternamente grato.”
Cang Ji vio que la nieve ya había parado de caer. “Deberías de agradecer a tu señor, Lord Lin Song.”
El demonio perro levantó el dobladillo de su manto y se inclinó tres veces ante Jing Lin.
Jing Lin dijo: “Guan-ge’er ha sido inscrito nuevamente en el Registro de los Demonios. Espera en el Pabellón Sanli durante veinte años y podrás volver a encontrarte con él.”
Lágrimas y mocos corrían mientras el demonio perro decía: “Ciertamente devolveré la gran bondad de mi señor con mi vida.”
Jing Lin le respondió despreocupadamente: “No he hecho nada que merezca agradecimiento en este asunto. No hay necesidad de que lo hagas. Puedes irte.”
Cuando todos se dispersaron, Cang Ji jaló a Ah Yi para afuera.
Ah Yi montó en cólera. “¡No voy a volver! ¡Todavía no he arreglado las cuentas con Li Rong! ¡Mira lo que ha hecho en esta vida! ¿Acaso puede ser llamado humano?”
“¿Cómo?” dijo Cang Ji. “¿Todavía quieres apuñalarlo?”
“¡Aunque lo hiciera, estaría librando al pueblo de un azote!” bufó Ah Yi.
“Al contrario a lo que piensas, quiero dejarte que lo apuñales cientos de veces” dijo Cang Ji. “Solo que tú quieres hacerlo hoy porque él cortó la vida de Lianyu. Pero si me preguntas a mí, la muerte de Lianyu no es solo culpa de Qian Tongming. Eso fue, en esencia, la maldad del mundo.”
Ah Yi le imploró: “¡Dage! Por favor, déjame en paz.”
Cang Ji se burló. “¿Soy tu Jiu-sao o tu dage? Sé claro.”
“¡Jiu-sao!” dijo Ah Yi rápidamente. “¡Jiu-sao!”
Pero Cang Ji comenzó a reírse. Al mismo tiempo que soltaba su agarre, lanzó una patada hacia Ah Yi, reprendiéndolo de buen humor: “¡Muchacho tonto! ¿Qué es de Li Rong? La tribulación de Li Rong solo comenzará el año que viene.”
Ah Yi se quedó estupefacto. “¿No es Qian Tongming? ¡¿Entonces quién es?!”
Cang Ji pasó un brazo por sus hombros y negoció con él. “Compórtate y quédate en la capital. Si no tienes nada que hacer, juega con tu Huachang-jiejie y no causes problemas. Podrás verlo en la primavera del próximo año”.
Al principio, Ah Yi continuó refunfuñando, pero de repente su expresión cambió. “¡No quiero verlo! ¿Por qué querría verlo?”
Cang Ji sonrió con picardía y metió un paquete con cosas en la palma de la mano de Ah Yi. “Cuando lo veas, apuñálalo unas cuantas veces en mi nombre.”
Jing Lin arrastró a Cang Ji por la parte de atrás del cuello de sus ropas. Cang Ji continuó haciéndole señas con la mano a Ah Yi. “Recuerda, no lo mates de un solo golpe. No hay prisa…”
◈ ◈ ◈
Ah Yi se quedó solo en el lugar y abrió la palma de la mano solo cuando no hubo nadie alrededor. Cang Ji le había dado un paquete de dulces. Al verlos, Ah Yi pensó que realmente valió la pena llamarlo dage y Jiu-sao.
Ah Yi murmuró para sí mismo: "Ya no soy un niño. ¿Por qué darme dulces?"
Al pensar en ello, se llevó un trozo en la boca. Se dio la vuelta y, con los brazos detrás de la cabeza, se fue a causar estragos en las tiendas de los demás.
Inesperadamente, apenas había dado unos pasos cuando de repente escupió el caramelo. Estaba tan ácido que se frotó los brazos con fuerza y maldijo: “¡Tacaño miserable! ¿Y te haces llamar Cang Ji, el Emperador del Norte?! ¡Sabe horrible, qué asco!”
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1. Señor Emperador
(帝君) Dijun. Utilizado para referirse a seres de estatus supremo, como dioses, emperadores celestiales o inmortales de altísimo rango.
2. Qian Fuzi
Qian Fuzi, más conocido como Qian Weishi, era el vecino de la familia Chen, la que fue asesinada en el primer caso del primer sufrimiento (la “Muerte” de Dong Lin) que Jing Lin y Cang Ji enfrentaron en su viaje mientras perseguían la campana.
3. Librando al pueblo de un azote
Se refiere a acabar con alguien o alguna fuerza capaz de causar miseria o destrucción.

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